La educación es una actividad compleja en el que el profesor y el alumno/a tienen una relación dinámica dentro de los centros escolares, y esto conlleva un condicionamiento en esa relación. Enseñar no es fácil, no existe una fórmula exacta para transmitir los conocimientos del profesor al alumno/a, cada uno es un individuo único y con unas motivaciones propia.
Para poder transmitir de una forma adecuada el conocimiento, el docente tiene que ser capaz de guiarlos en esa enseñanza, él es la herramienta que los chicos/as necesitan para adquirirlos. De tal modo que el alumnado sea el protagonista de su aprendizaje, debemos escuchar todo lo que tienen que decir, sus opiniones, dudas, problemas y soluciones, y mostrarles los recursos más apropiados.
Un buen profesor debe saber motivar y transmitir la ilusión de aprender cosas nueva, potenciar las capacidad y facilitar el aprendizaje para conseguir el conocimiento. Las clases rutinarias de libro, presentaciones y ejercicios, hace que la motivación tanto del profesor con de los alumnos/as se vayan perdiendo. Se tiene que integrar diferentes metodologías.
El docente debe seguir formándose y evolucionar con los tiempos y con la sociedad, el mundo está en contínuo cambio y debemos adaptarnos a estos tiempos. Por ejemplo la herramienta principal de evaluación que seguimos utilizando son los exámenes, que en ocasiones solo miden la capacidad de memorizar, algo importante pero no único para conseguir un aprendizaje completo. Hoy en día el alumnado puede encontrar cualquier tipo de información de manera rápida y fácil, lo que tiene que aprender es saber asimilar y utilizar, es lo que tenemos que enseñar y evaluar.
Como dice el proverbio de Confucio "Me lo explicaron y lo olvidé; lo ví y lo entendí; lo hice y lo aprendí", es el resumen perfecto de mi filosofía de enseñanza.
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